LIDERAZGO Y FILOSOFÍA /
Hacer preguntas en lugar de ofrecer respuestas.
Por Antonella Fayer
En mi trabajo colaboro con líderes de diferentes organizaciones, escucho sus conferencias por todo el mundo, sus intervenciones en los medios, leo sus libros… artículos… y con todo sigo profundizando en el concepto del líder del siglo XXI, un líder que desde mi punto de vista adolece de algo que cada día veo más necesario, una formación filosófica que contribuya a forjar un liderazgo inspirador e íntegro.
Supongo que unir filosofía y negocios en un mismo contexto puede parecer algo disparatado, pero están mucho más cerca de lo que parece a simple vista. Las escuelas de negocios suelen obviar la sinergia entre estas dos realidades pero a mi juicio tienen en común mucho más de lo que les separa.
De hecho creo que esta disociación pronto será historia, porque desde el mundo del business se comienza a percibir el potencial de la filosofía como algo real y plausible. La filosofía persigue hacer preguntas en lugar de ofrecer respuestas, y ésta contribución el mundo de los negocios parece haberla olvidado.
De un tiempo a esta parte he de decir que percibo en las organizaciones una nueva corriente que va incluyendo el pensamiento filosófico en los negocios; los líderes actuales se mueven en un entorno que algunos ya habréis oído con el término “VUCA” (volátil, incierto, complejo y ambiguo), entorno que requiere un enfoque complementario a la resolución de problemas y a la toma de decisiones muy diferente del que ha imperado hasta ahora, un panorama convulso que demanda líderes con unas habilidades orientadas hacia una disciplina más filosófica.
Bajo este planteamiento ¿cuál podría ser la aportación de la filosofía a los líderes del siglo XXI?
Dar respuesta a esta pregunta es el fin de este post, pero quiero adelantar que la filosofía tiene algo tremendamente valioso y es que permite que nuestro pensamiento vaya más allá y que incluso nos permita adentrarnos en cuestiones que están (aparentemente) alejadas del ámbito de los negocios.
Para seguir el hilo de este planteamiento, os invito a que nos acerquemos a los filósofos del mundo antiguo. Cuando aparecieron los primeros filósofos en la antigua Grecia, el mundo que les rodeaba fue la inspiración de su asombro, eran los grandes observadores del contexto de lo global y de plantearse preguntas diferentes.
Tales de Mileto, retó a todo el mundo en su época preguntándose ¿de qué está hecho el mundo? respondiendo desde una perspectiva racional alejada por completo de la religión. Por este planteamiento es considerado el primer filósofo griego y me pregunto si no será también el primer innovador de la época al plantear un discurso diametralmente diferente a la corriente dominante.
¿No es esto lo que buscamos en el liderazgo?, ¿observadores globales y estratégicos?, ¿pensadores diferentes capaces de cuestionar el contexto en el que viven?.
La palabra “filosofía” lleva en su raíz el impulso del deseo, philein. En palabras de Marina Garcés “el deseo de saber no admite torres de marfil, implica ir al encuentro del mundo”.
Esta actitud intrínseca de la filosofía de replantearse las cosas constantemente y ver otros puntos de vista, es una de las exigencias fundamentales para los líderes que necesitamos hoy.
El asombro es el principal afecto del filósofo, pues el principio de la filosofía no es otro sino este.
Platón
Comparto con vosotros esta frase de Platón porque el asombro es el origen de la capacidad de interactuar con el entorno y mover al ser humano hacia territorios nuevos. Tanto es así, que los filósofos como Platón siempre han animado a sus alumnos a disentir y a criticar las ideas que les planteaban, para perfeccionarlas y pensar en otras distintas. De nuevo, es la filosofía quien viaja en el tiempo y nos habla de disentir y cuestionar, tan de moda ahora en forma de petición a los equipos para romper el statu quo y tener un pensamiento disruptivo e innovador ( con la boca pequeña dicho sea de paso…)
El origen del pensamiento está en el desacuerdo, no sólo con los demás, sino con nosotros mismos.
Eric Hoffer
El liderazgo que reclama nuestra sociedad hoy es flexible y abierto de mente, Protágoras rechaza la existencia de definiciones absolutas, para él el hombre es la medida de todas las cosas, la verdad depende de la perspectiva y por lo tanto es relativa, lo que uno cree muchas veces pasa a ser subjetivo y relativo.
A veces se piensa en “el filósofo” como un ser solitario que llega a conclusiones aislándose, yo estoy más en que las ideas de los filósofos surgen del debate, análisis y crítica de las ideas que comparten activamente con los demás. Por eso creo que la mayéutica de Sócrates es el punto de partida para que los líderes desarrollen a sus equipos a través de preguntas llevándoles al conocimiento desde sus propias conclusiones, apostando así por la capacidad intrínseca de cada individuo.
Mantén la fidelidad y la sinceridad como primeros principios
Confucio
Podemos imaginarnos un líder que no sea ejemplo para los demás? Confucio nos habla de la coherencia a la hora de actuar, desde su planteamiento considera clave poseer valores morales para gobernar con justicia. Gobernar mediante el ejemplo y no mediante el miedo para inspirar… Inspirar para liderar.
No quiero terminar sin reivindicar la necesidad de ampliar el marco de influencia de esta disciplina e incorporar el pensamiento filosófico en nuestra vida, aunque parece que algunos creen que se trate una disciplina sólo apta para nostálgicos. Tanto es así, que precisamente se está hablando de quitar la filosofía de los planes de estudios de los colegios… Esto parece el mundo al revés, ¿será que no quieren personas con valores, liderazgo, fortaleza e inteligencia, capaces de cuestionar el mundo en el que viven?
La filosofía no es un abrigo, es la piel. No es un vestido, es la carne. No es un papel, es una forma de vida.
Marina Garcés